Pálida la luz azul de la luna
besando mi pálida piel esta noche.
Toda una ciudad dormida no sospecha,
y las estrellas, encendidas,
son ruborizados testigos
desde su palco eterno y oscuro.
Un fénix yace ardiendo en plena medianoche,
tienes mi amor y su deseo...
Seamos olas sobre este manto tibio,
reclaman tus labios mis labios.
Esculpe mi cuerpo con tus manos,
que mis piernas te abracen.
Que tus brazos, fuertes, me retengan.
Cuando un ovni rasgue la oscuridad
deteniendo todos los relojes
regalándonos el destiempo, en un cielo infinito e inmóvil,
Recuerda este hoy para siempre.
Ámame
sálvame, guárdame, en un poema sin nombre y sin invierno
como la pasión virtuosa de un Dalí.
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