Vuelvo a tu costado adonde pertenezco
para convertirnos en la forma cóncava
del abrazo,
ese lugar de paz
donde se redime mi alma volátil.
Son estos instantes
los pilares del templo
al que volveré siempre,
reviviendo aquel día en el que
por algún azar nos encontramos,
para descubrir
que en mi costado
llevo grabada la marca de tu nombre.
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