miércoles, 29 de febrero de 2012
Un día cualquiera...
Como en un día cualquiera siento que el viento quiere decirme algo que no consigo entender, mis ojos están tan ciegos a esa luz que me salvará y tengo los pies pesados para dar el primer paso. Hoy no encuentro esa voluntad de la que hablan los predicadores, ni siento la divina intervención de una fuerza superior, o tal vez sí, pero su mano ecléptica no se posa sobre mí exactamente para devolverme la visión.
Ni debajo de la cama encuentro mi actitud, pareciera que estoy sola una vez más con el cuaderno entre las manos sin palabras mágicas e iluminadas para crear una bella historia, y en el mundo burbuja está oscureciendo, aunque apenas comience a amanecer…
Este es un día que promete ser como otro cualquiera. Tal vez uno de esos malos en que la cirugía coronaria es insuficiente y los marcapasos para almas no funcionan. Pero yo sigo aquí. En un día cualquiera también se puede estar escondiendo el principio de un final feliz.
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