lunes, 9 de enero de 2012
Adhara (carta a un hombre lobo)...
Fresca me acaricia la brisa en otra de mis noches. Si pudieras leer en mis pupilas estos pensamientos… Son como el iris de un diamante bajo la tímida claridad de la luna!
Te dirían que prefiero una y mil veces, más que dos o tres, reír sensaciones o llorar mis lágrimas de cristal aunque eso le cueste el desgarro a este lúgubre corazón. Dejándolo palpitar con dulces martirios aunque el frio languidecer le suceda en sus despertares. Porque así me dice que está vivo, que no ha perdido su razón mortal. Y aunque padezca de sueños y ataques febriles de onírica locura, revive y muere cada día en su anchura de espíritu. Corriendo el verdadero riesgo.
Sin embargo tú, encantador lycan. Entre tantas cautelosas libertades no quieres disfrutar perder en el juego de poder aunque añores lo que no sientes. Más creo saber lo que buscas en cada aurora por más que te muestras indiferente. Aunque sonrías peligroso, soberbio y orgulloso por la caza de tus fáciles presas. Confundiéndote entre la multitud. Porque alcanzo a ver, aunque no entiendo por qué, en lo más profundo de tus cálidos ojos donde esa búsqueda te inquieta. El desafío de ese amor que te desgarra y te hace sangrar la inercia de la rutina en tus falsos riesgos. En noches feroces y ordinarias. En pasos perdidos tras copas envenenadas y mordidas llenas de aventuras vacías entre pasiones estériles. Creo que te lo has negado dejándote viciar de incredulidad, justificando la existencia del abismo y rebanando cada oportunidad.
Ahora la luz de mi estrella me llama. Te dejo solo en tu mundo porque no puedo ser una de las ingenuas víctimas y no quiero salvarte hincando mis delicados colmillos en tu cuello de bestia salvaje. Ya no necesito saciar mi sed con tu sangre. Solo soy leal a las cosas que me hacen feliz. Porque en alguna de las rendijas del tiempo, desde mis gélidas sombras, descifre el enigma en tus ojos depredadores y temo que estén ciegos. Habitando en la imperante sordidez de la carne. Pero dejando escapar el último suspiro de la tentación. Te susurro desde la distancia entre el hilván de estos pensamientos desnudos… quizás deberías permitirte fantasear genuinas sensaciones otra vez… volver a creer en esa posibilidad.
Se me han desplegado las alas del alivio. Un arcángel de indolencia pasó escurridizo por mi lado cortando los hilos que de alguna extraña forma me ataban a ti. Las criaturas de la oscuridad somos seres caprichosos y la luna nos incita a asistir a una fiesta macabra en nuestras almas. Tal vez por eso me gusto observarte durante este breve tiempo. Este pedazo de la eternidad. Tal vez algo quede guardado en las penumbras y formaras parte de los fantasmas transparentes que desde siempre me persiguen. Quizás vuelva a buscarte en otros ojos sin saberlo. O tal vez, vuelva a encontrarme contigo de frente, en algún cruce de caminos de senda estrecha. Pero ahora es la hora de apartar la mirada y vas resbalando por el filo de mis pensamientos mientras sigo a la magia que me señala el camino…
…La brisa se está tornando agresiva merodeando entre mi vestido y revolviéndome el cabello. Esta Adhara se despide con una sonrisa cómplice de sus pensamientos y con paso tenue, pero seguro, se pierde entre la niebla de su destino.
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