lunes, 9 de enero de 2012

Beso helado...




Entre las penumbras andaba con paso aletargado, con su luna tenue y sin prisa por llegar a ningún lugar, sometida a un solo camino. Más amparada por la magia, pródiga hija era de la luz de las sombras. Esencia intemporal en existencia.

Una noche le detuvo el paso un encuentro insospechado, y entre la densa niebla, pudo ver su reflejo en unos ojos negros, profundos como un abismo, portales de una vida más allá de la muerte donde reconocía su propia naturaleza y el ineludible llamado de sus ansias.

Se acercó cautelosa temblando por un instante con temor a la aventura de lo desconocido, pero abandonarse era su destino. Con un movimiento suave ofreció la delicadeza de su cuello a aquella presencia sedienta de sangre, entregándose, para sentir por primera vez con el dolor más placentero, como la muerte le devolvía la vida con un beso helado.

Así se encendieron sus ojos como supernovas en medio de la oscuridad, reconociendo un mundo diferente, descubriendo nuevas formas con la videncia de un camino antes insospechado.

Y sopló la brisa lunar, acariciándola con un susurro fantasmal para otorgarle alas. Recompensando el sacrificio de su sangre con el riesgo eterno de la libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario