Tomaré de tus manos la copa de piedra vacía
fingiendo que está servida para mí.
Y beberé de tu vino ausente
para embriagarme de estos delirios
que son solo míos.
Que solo existen entre mis sombras.
Que solo yo edifiqué con mi insomnio.
Así beberé de tu vino hasta hastiarme,
hasta que su sabor me repugne
y ya no quiera más.
Que tu recuerdo se perderá en el hastío.
En un amanecer donde solo habrás sido...
el simple desvelo de una noche de fiesta.
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